viernes, 23 de febrero de 2007

Un día común estoy en pie desde las 7am hasta las 11pm, con 16 horas al día disponibles cualquiera pensaría (hasta yo misma a ratos tengo esa ilusión) que tengo el tiempo suficiente para poder sentarme frente al computador, escoger la música adecuada y escribir a rienda suelta mientras disfruto de un mokaccino casero....la realidad de mi día común definitivamente es otra.

Desde que abrí este blog he tenido en la cabeza algunos temas para escribir, entre mis favoritos están el hasta ahora fantasma Ministerio de Cultura, Crónicas de Bob Dylan, cuando NO se presentó Plastilina Mosh, mis nuevas habilidades culinarias como el insuperable (modestia aparte, jajaja) arroz con camarones que hice el otro día, y en ese orden la lista puede continuar párrafos...pero como dije arriba, las cosas son diferentes.

Me tomó como 2 meses, ya son 5, acomodarme a las tareas propias de la maternidad, ya saben los cambios de pañal, amamantar (con esto sin exagerar sudé la gota gorda), el baño, salir a pasear, jugar. Algunas tareas he disfrutado más que las otras, ir a estimulación siempre fue divertido, aunque O. no opine lo mismo. La verdad es que no me quejo, realmente disfruto mucho este nuevo rol, tanto que hasta puedo decir que me ha servido de inspiración en la vida, como dijo mi amiga G. "desde que eres papa/mamá ya no te dan ganas de morirte", incluso me da tiempo de escribir este blog, al menos en teoría.

Lo que pasa es que ahora O. no duerme casi nada en el día, y para hacerle más complicada a mi escritura no deja que le despegue los ojos, aunque ella esté dedicada a conversar y a comerse a sus amigos de juego, puedo cocinar sin problema, ver la TV, leer un poco, pero lo que no me permite es justamente sentarme frente a la computadora.

¿Qué es lo que ella siente sobre la compu? es difícil conocer con exactitud, algo de celos y curiosidad hay de seguro.

Ahora mismo está sentada sobre mi falda, conversando en su idioma y dando gritos que dependiendo del tono son una mezcla de felicidad o de molestia, toca las teclas (por eso es que este post me ha tomado como 3 horas) y le encanta el sonido de las teclas al escribir (la mamá de I. dice que tiene manos de pianista), de tanto en tanto le gusta la música que pongo en el i tunes y sonríe, la escucha por audífonos que en su cara se ven gigantes, luego se entretiene en el cable de los audífonos, aquí es cuando me apresuro y trato de concluir para cantarle su canción favorita, que justamente no está en el i tunes y no creo que pueda bajármela del limewire, así que empiezo: estaba la pájara pinta sentada en un verde limón...


O. con su camiseta de los Rolling...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la vida como cambia, da vueltas para bien y en este caso para mejor se nota eso.

eso de no querer morir me parece un sentimiento ajeno, no en el sentido de creerme suicida ni mucho menos pero si de no haberlo experimentado con tanta conciencia, no se si me hago entender... en todo caso bien eso de aprender nuevos oficios o descubrir nuevas habilidades ocultas, me apunto al arroz con camarones de seguro me encantaría probar algun día.

Anónimo dijo...

Estoy gratamente impresionada por tu estilo ameno y divertido. Continúa, me ofrezco a cuidar de O. para facilitarte la tarea.
Lo de ser madre es realmente un milagro. Cuando nació mi primer hijo me sentía como en una nube en el cielo con la certeza de ser la virgen María y el fruto de mi vientre el niño Jesús. Por si acaso ya aterricé. N.DE M.

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